Hoy he llegado a una conclusión. Esta sociedad, en la que
vivo, que es la que conozco, necesita limpiarse en algunas cosas. En muchas. No
es nuevo decir que estamos en una sociedad en la que los patrones publicitarios
(que es uno de los mecanismos principales que la mueven) se basan en el yo.
Pocas, muy pocas, en el tú. Estamos como acojonados, atontados. Por ejemplo,
una medida política que afecte a un colectivo determinado, sólo le interesa a
ese colectivo. Ahora que hay paro para aburrir, parece que los ciudadanos
activos, aquellos que pueden o están capacitados para trabajar, están en un
paredón y les van disparando. Si te pegan un tiro (despedido) te jodes. Si no
te disparan, rezas para que a ti, por lo menos, no te pase. Es decir, mientras
que no te despidan, lo sentirás mucho por aquellos que hayan sido fusilados
pero, “por favor que a mí no me pase porque sino si me importará (de verdad) el
tema del paro”. Eso sí, todo el mundo a pedir medidas a un gobierno al que se
la sudamos. En realidad, nos la suda todo mientras no nos pase a nosotros.
Yo el primero. Soy el primero al que me importa una mierda todo; No estoy en el paro, la sanidad me la suda porque tengo salud (creo), la educación me la trae al fresco porque ya terminé el colegio y las pensiones aún me pillan muy lejos. Pues mal, estoy siendo un cabrón. Un hijoputa. No, miento. Estoy siendo un verdadero HIJOPUTA, con mayúsculas.
Necesitamos un "movimiento social" sin más ideología que la lucha contra la injusticia que nos rodea, empezando por la más cercana. Y es que somos gilipollas porque la frase que más se dice en los bares (o en lugares de reunión) es que “la sociedad está fatal”, que “somos muy borregos” y que “la TV es una puta mierda”. Pero nos la suda, porque pedimos otra cerveza y los vapores de la indiferencia nos acallan la conciencia.
@HoldenCenteno