jueves, 4 de abril de 2013

Empezando el mes

El otro día estaba en el Mercadona. Bastante predecible porque era primero de mes y ya iba siendo hora de tener algo en la nevera. En la cola de la pescadería, me paré a mirar a la gente, a todos los que me rodeaban y me pareció todo aquello una puta locura. Cientos de personas con carros de todo tipo; cestitas con ruedas, cestitas con asas y también esos carros grandes en los que va sentado el niño. Todas esas personas con la cara desencajada, buscando comida como locos, peleándose por la última bolsa de patatas en oferta, corriendo de un lado a otro, intentándose colar en las cajas para pagar. Choques, empujones, productos de comida tirados por el suelo que alguien dejo caer en algún momento y decidió no agacharse para dejarlos en su sitio. Patético.

Se nota cuando es fin de mes, se nota que es primero de mes y se nota que somos predecibles comportándonos como la mayoría, como la masa embrutecida en la que se ha convertido nuestra sociedad.

Después de ver todo aquello pensé que sería mejor hacer la compra a contracorriente. No lo pensé por ser más original que el resto, sino porque prefiero evitar el contacto con la raza humana en determinados momentos del día. No aborrezco a la gente, no odio a las personas, pero me da asco este tipo de rebaño humano en este tipo de circunstancias. Nada más.

Vi a una chica, una de esas universitarias independizadas que después de clase aprovechan para ir a comprar pan, huevos, leche y productos de bollería con grandes calorías y así subsistir en caso de algún acontecimiento inesperado. Aquella chica era distinta. Sabía qué quería y no dudaba al elegir una marca. Su pelo castaño y largo se mecía de un lado a otro al ritmo de sus caderas que se contoneaban frágilmente siguiendo la orden que marcaban sus piernas finas escondidas en unos pitillos ajustados. Era la única que se salvaba de aquella barbarie. La única que me hizo recordar que entre tanto desastre siempre hay una oportunidad.

@HoldenCenteno

4 comentarios:

  1. Me encantaría saber quién eres en realidad. De verdad.

    ResponderEliminar
  2. Compra por internet. No ves universitarias de largas oportunidades y cabello castaño pero por 9 euros te lo traen a casa y no te tropiezas con nadie. Yo lo prefiero.

    ResponderEliminar