No me considero una persona tétrica, ni tengo la sangre fría
pero reconozco que los cementerios y los
tanatorios me atraen. En realidad lo que me atrae es el misterio de la muerte,
que como decía un escritor, es el acto más vital de las personas. Si fuéramos
inmortales no seríamos capaces de asimilar todas las alegrías y golpes que nos
trae la vida. No seríamos capaces de vivir con todo lo bueno y lo malo una
eternidad pero lo cierto es que el Hombre se aferra a la vida y trata de ser
inmortal mientras la muerte no le alcanza.
He visitado todos los cementerios de la ciudad porque he
tenido que ir a entierros y además porque voluntariamente he querido pasear
entre gente buena y mala que ahora son nadie y nada. En un cementerio se
concentra la tranquilidad más absoluta y me gusta ir allí a consumirme en esa
tranquilidad y a recordar que la muerte es un aliciente para aprovechar cada
momento de la mejor forma posible y no echar a perder nuestra vida por vivirla
de forma inadecuada.
Los tanatorios son otra cosa. Eso ya es otro asunto. Siempre
he pensado que parecen jodidos hoteles de tres estrellas pero especialmente me
recuerdan a los aeropuertos ¿Por qué? Suelos de piedra brillantes como espejos,
televisiones gigantes en las que, en unas se anuncian los vuelos con el número
de las terminales; mientras que en
otras, en los tanatorios, se anuncian los muertos con el número de sus capillas
ardientes. Quizá lo hacen para que la gente piense que de allí se van directos
a un mundo mejor y desconocido para los vivos, como cuando uno coge un
avión. También me recuerdan a los aeropuertos por aquello de que siempre están
repletos de gente, gente que se abraza, que llora, que se ríe, que están allí
esperando algo y les toca los cojones.
Os contaré un secreto. Hace dos años se murió mi primo y
claro, fuimos al aeropuerto, quiero decir, al tanatorio. Después de saludar a
toda la familia, ver el cuerpo frío,
seco y maquillado ya no había mucho más que hacer, salvo estar allí, sin más,
porque cuando uno se muere, lo único que hay que hacer es ser visible para que
los que más lo sufren se sientan arropados. Era la una de la madrugada y
después de comer un sándwich de una puta máquina expendedora, me alejé de mi
familia diciendo que tenía que ir al baño. Mentira. Me fui a dar una vuelta por
el tanatorio. La noche era fría y lluviosa y eso impedía que pudiera salir
fuera a respirar aire vivo, así que la “mejor” opción era estar dentro, al
amparo del ardor de las familias, de sus lágrimas y del calor de los muertos.
En pocos segundos se me ocurrió una idea. La noche iba a ser
larga y me negué a dormir en un maldito sofá de esos que están en los pasillos por
donde la gente no deja de pasar en todo momento. Decidí que visitaría
absolutamente todas las salas, todas las habitaciones, todas las capillas
ardientes o como quieran llamarlas. Aquel tanatorio tenía veintiocho salas y
sólo había visto la número dos, en la que estaba mi primo, así que tenía que
ponerme manos a la obra para visitarlas todas. Bajé a la entrada principal y
empecé por la sala número uno. Decidí que haría el papel de pariente lejano. Me
inventaría cualquier cosa que me preguntaran los familiares de cada difunto.
Era tarde y supuse que me encontraría con poca gente. En la gran mayoría de las
salas todos me miraron raro, con una mezcla de odio, asco y agradecimiento en
sus ojos y en todos ellas hacía lo mismo; les daba la mano y velaba al muerto durante
diez minutos. Ni uno más, ni uno menos. Después me despedía de los presentes y
me iba a la sala colindante. Nada especial sucedió en ninguna de las malditas
salas salvo en la veintidós.
Al entrar me encontré con un matrimonio, sentados en un
sofá, ellos solos. Al instante me di cuenta de que eran ciegos. Me quedé
bloqueado y al dar un paso hacia atrás, escucharon el sonido de mis
zapatos. Se levantaron y la señora dijo
“Justo le estaba diciendo a tu padre que vendrías a pesar de que llevemos años
enfadados” a lo que contestó el hombre “Y yo le estaba recordando que eres tan
idiota que ni ibas a ser capaz de venir a despedirte por última vez de tu
hermano”. La señora abrió los brazos
como esperando a que fuera a su regazo para abrazarnos y en ese momento pensé
“¿Qué cojones hago ahora?”. Pero fue sencillo. Parecía que algo se había
apoderado de mi puto cuerpo y de mi cerebro y me dirigí hacía ella y la abracé
mientras les decía “soy idiota, pero no tan gilipollas para no venir a
despedirme y volver a veros después de tanto tiempo”. Me cago en la puta. No
entendía por qué estaba haciendo aquello. Lo que sí que entendí era que sabían perfectamente que yo no era su
hijo pero dese el primer momento quisieron fingir que sí y se empeñaron en hacer
lo más real posible aquel encuentro que esperaban y que nunca llegó.
Velé el cuerpo diez minutos y volví a la salita conjunta del
sofá donde estaban ellos. Me hicieron mil preguntas sobre cómo me iba la vida y
yo sobre la marcha me inventé todo. Un relato que pareciera bonito para ellos,
unos sucesos inesperados que acabaron convirtiéndome en un hombre bueno y con
éxito. Lo hice porque supuse que eso es lo que quieren y esperan los padres de sus putos
hijos. Ellos reían, estaban felices, se sentían orgullosos de su hijo, me daban
la enhorabuena, besos y mi supuesto padre me premiaba con collejas. Finalmente me fui. Me puse
a llorar como nunca en mi vida y nos despedimos entre lágrimas los tres.
Ha sido la única obra de teatro en la que he actuado y desde
aquello, decidí bajarme de los escenarios.
@HoldenCenteno
@HoldenCenteno
Literariamente es la mejor entrada de tu blog. Te dije que me habías intrigado y que seguiría leyéndote y por primera vez no me siento decepcionada. Por un momento he sentido que el mismísimo JD había escrito esto. Mis felicitaciones por esta entrada tan cruda y tan tan bien escrita.
ResponderEliminarMe alegro que no le haya decepcionado. Aunque no trato de parecerme a JD.
EliminarSaludos y gracias,
@HoldenCenteno
Por cierto, tengo ese poema de Bukowski pegado en mi cama para verlo todas las noches antes de dormirme, pero podrías haber buscado un vídeo que no fuera un anuncio de Levi's...
EliminarYo habría puesto esta versión, sin duda
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=bHOHi5ueo0A
Bueno..., aunque todos vivimos en algún momento una mentira, incluso nos cobijamos en ella para escapar de la realidad; yo quizás sea más escéptico que el anónimo de aquí encima y me cuesta mucho creer este cuento. La parte ciega concretamente.
ResponderEliminarOtro día le digo porqué.
Por cierto: tiene usted una creciente querencia al mundo disminuido, cosa que me congratula.
Querido Cuatralbo
ResponderEliminarSus palabras siempre son precisas.
Me alegro que le congratule, aunque sinceramemte, no sé a que se refiere.
Mundo dismiuido: chica en "maldita" silla del bus, invidentes en tanatorio.
EliminarAunque en mayor o menor medida todos somos discapacitados.
Cierto. Mi querencia al mundo disminuido,como ustewd dice, 3es plena.
EliminarSoy la anónima de arriba. Cuatralbo, siempre que leo una entrada de este blog busco tu comentario, y hasta que no opinas me parece que la entrada está incompleta.
EliminarPor supuesto no me he creído la historia, pero precisamente ha sido lo que me ha gustado aquí; la literatura no tiene que ser literal.
Me cuesta creer culquier historia fictia que juegue con patrones o modelos reales y que no lleguen a ser creibles. Es ficción, no mermelada. Las historias azucaradas son difíciles de creer, no malas historias. Pero supongo que es culpa mía, "defecto profesional". A un ciego nunca lo vas a "hacer creer" que eres hijo suyo por muchos años que haga que no os véis, a partir de ahí la historia se descompone. Si quieres alguien que vea claro y más allá, busca un invidente, ciego, o llámalo como quieras.
EliminarEs como si la puta de Holden, en vez de llamar al chulo, hubiese razonado con él y hubiera empezado a hablarle de psicología y acabara diciéndole que le entiende y que ella está metida en éso para conocer gente porque se siente diferente. No encaja. No nos o hubiéramos creido.
No es mala historia, pero está forzada. Y ojo, yo soy de esos que cree aún que en navidades va a suceder algo bonito...
Querido amigo, dejó bien claro que ellos no se lo creen, solo fingen.
EliminarHoy soy yo la que tiene que decir... ¡Brillante! ¡Me ha gustado muchísimo!
ResponderEliminar¡Un saludo!
Muchas gracias,
EliminarSaludos.
He sentido un "crescendo" con esta historia. No me gustó que comenzaras actuando en todas las salas, y me encantó tu papel final, el papel que los 3 interpretasteis. Me gusta este falso realismo, me gusta tu perspectiva, amigo Holden.
ResponderEliminar....y me gusta el apunte del mundo disminuido de cuatralbo78...me gusta mucho.
Me alegro haber provocado en usted un crescendo.
EliminarGracias por su comentario,
"....y me gusta el apunte del mundo disminuido de cuatralbo78...me gusta mucho."
EliminarQué misteriosos somos todos por este blog...
"Mientras haya una persona que se la crea, no hay ninguna historia que no pueda ser verdad"
ResponderEliminarMuy cierto,
Eliminar¿Lo has escrito tu? verás... me ocurre algo extraño... es como si ya la hubiera leido en alguna parte... todo exactamente como lo describes... ¿quizás un dejavu?
ResponderEliminarA mí me ha recordado una antigua entrada del gran Hernán Casciari: "Canelones"
Eliminarhttp://editorialorsai.com/blog/post/canelones
Pues debe ser eso,
ResponderEliminarEsta entrada me ha gustado bastante.
ResponderEliminarSaludos!
Muchas gracias EC
Eliminarsaludos
Increíble
ResponderEliminarSobre los cementerios ya sabe mi opión y comparto todo lo dicho.
Sobre los tanatorios, por "suerte" o por desgracia no los visito a penas. En mi pueblo el tanatorio tiene a penas tres salas y es difícil que coincidan dos difuntos. De todas formas, mi recuerdo de las veces que he ido es más bien alegre. Es mayor la satisfacción de ver (e incluso conocer) a la familia que la tristeza se esfuma, momentáneamente.
En su caso con la pareja de invidentes, quiero pensar que habría hecho lo mismo que usted. Fue muy, muy muy por su parte.
Saludos nuevamente, Blanca Ik
Por cierto, me he quedado con las ganas de responderle al mensaje. Muchas gracias por tomarse la molestia, de verdad
Muchas gracias a usted por tomarse la molesta de leer mi blog,
EliminarMolestia ninguna, faltaría más. Después de leer, tengo la sensación de que le conozco de hace mucho y no sabía quién era. Si no te importa, me gustaría tomarme la licencia de hablarte de tú
ResponderEliminarBlanca Ik
¿En tu país le dicen tanatorios a los lugares en donde velan a los difuntos? ¿serían las funerarias?
ResponderEliminarSe llaman tanatorios. Las funerarias son las que llevan el servicio
EliminarHolden, un gran capitulo. He quedado sin palabras.
ResponderEliminarMe alegro mucho,
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